18 de setembro de 2013

DOIS POEMAS DE MIGUEL HERNÁNDEZ

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YO NO QUIERO MÁS LUZ QUE TU CUERPO ANTE EL MÍO

Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda.
Limpidez cuya extraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda..

¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada, carnación matutina?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.

No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.

Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.

Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.

Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombría.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es de día.



EL HERIDO II

Para la libertad sangro, lucho, pervivo,
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
Como un árbol carnal, generoso y cautivo,
Doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
Que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
Y entro en los hospitales, y entro en los algodones
Como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
De los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
De mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
Ella pondrá dos piedras de futura mirada
Y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
En la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
Reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño
Porque aún tengo la vida.


Miguel Hernández (Espanha)



Miguel Hernández Gilabert, nado en Orihuela, provincia de Alacant, o 30 de outubro de 1910 e finado en Alacant o 28 de marzo de 1942, foi un poeta e dramaturgo de especial relevancia na literatura castelá do século XX. Aínda que tradicionalmente estivo encadrado na xeración do 36, Miguel Hernández mantivo unha maior proximidade coa xeración anterior, ata o punto de ser considerado por Dámaso Alonso como «xenial epígono da xeración do 27».

Prisión e Morte

En abril, o xeneral Franco declara concluída a guerra, cando se rematara de imprimir en Valencia El hombre acecha; aínda sen encadernar, unha comisión depuradora franquista, presidida polo filólogo Joaquín de Entrambasaguas, ordena a destrución completa da edición; porén dous exemplares que se salvaron permitirán reeditar o libro en 1981. O seu amigo Cossío ofrécese a acollelo en Tudanca, pero o poeta decidiu volver a Orihuela. Pero alí corre moito risco e decide ir a Sevilla pasando por Córdoba coa intención de cruzar a fronteira de Portugal por Huelva, pero a policía de Salazar entrégao á Garda Civil; do cárcere de Sevilla trasládano ó penal de Torrijos en Madrid, e alí, grazas ás xestións que realiza Pablo Neruda ante un cardeal, é posto en liberdade inesperadamente sen ser procesado en setembro de 1939. De volta a Orihuela, é delatado e detido, e xa na prisión da praza de Conde de Toreno en Madrid, é xulgado e condenado a morte en marzo de 1940. Cossío e outros amigos intelectuais interceden por el e se lle conmuta a pena pola de trinta anos de reclusión. Pasa á prisión de Palencia en setembro de 1940 e en novembro ó Penal de Ocaña. En 1941 é trasladado ó Reformatorio de Adultos de Alacant. Da bronquite pasa ó tifo, e este se lle complica con tuberculose. Falece na enfermería da prisión alacantina ás 5.30 da mañá do 28 de marzo de 1942, con 31 anos de idade. Dise que non puideron pecharlle os ollos, feito sobre o que o seu amigo Vicente Aleixandre compuxo un poema. É enterrado no nicho número 1.009 do camposanto da Nosa Señora do Remedio de Alacant, o 30 de marzo.

Obras

Poesía

Perito en lunas, Murcia 1933 (Prólogo de Ramón Sijé).
El rayo que no cesa, Madrid 1936.
Viento del pueblo. Poesía en la guerra, Valencia 1937 (Prólogo de Tomás Navarro Tomás).
El rayo que no cesa, Bos Aires 1949 (Prólogo de José María Cossío. Inclúe poemas inéditos).
Seis poemas inéditos y nueve más, Alscante 1951.
Obra escogida, Madrid 1952 (Inclúe poemas inéditos).
Cancionero y romancero de ausencias (1938–1941), Bos Aires 1958 (Prólogo de Elvio Romero).
Antología, Bos Aires 1960 (Selección e Prólogo de Mª de Gracia Ifach. Inclúe poemas inéditos).
Obras completas, Bos Aires 1960 (Ordenada por E. Romero. Prólogo de Mª de Gracia Ifach).
El hombre acecha, Santander 1961 (Facsímile da primeira edición de 1939 perdida na imprenta).
Obra poética completa, Madrid 1979 (Introdución, estudio e notas de Leopoldo de Luis e Jorge Urrutia).
Veinticuatro sonetos inéditos, Alacant 1986 (Edición de José Carlos Rovira).

Teatro

Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras, Madrid 1929.
El labrador de más aire, Valencia 1937.
Teatro en la guerra, Alacant 1938.

Texto em Galego, retirado de Wikipedia


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